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La Infantería de Marina tiene su origen en los Tercios Viejos, unidades de infantería inicialmente destinada a ir embarcada en navíos, cosa que se hacía de forma temporal para realizar campañas o combates específicos. La diferencia surge cuando se decide que estas tropas debían tener una dedicación exclusiva a la guerra naval. La Infantería de Marina de España es la más antigua del mundo. Fue creada por Carlos I el 27 de febrero de 1537 al asignar de forma permanente a las escuadras de galeras del Mediterráneo las compañías viejas del mar de Nápoles. Sin embargo, fue Felipe II el que creó el concepto actual de Fuerza de desembarco.

Estructura [editar]

Las dos unidades principales de la Infantería de Marina son el Tercio de Armada y la Fuerza de Protección (establecido un máximo de 4.680 efectivos, enc

Ana María de Soto

 

 
 

Con 16 años, el 26 de junio de 1793, haciéndose pasar por varón, con el nombre de Antonio María de Soto, se alista en los Batallones de Marina.

Embarca en la fragata Mercedes el 4 de enero de 1794.

Durante su vida militar, sirviendo como soldado en la sexta compañía del 11 batallón de marina, participa en el ataque a Bañuls (sic) (Banyuls-sur-Mer?), en Cataluña y en la defensa y abandono de Rosas, así como en la Batalla del Cabo de San Vicente y en las lanchas cañoneras de la defensa de Cádiz.

Desembarca de la fragata Matilde el 7 de julio de 1798, y se le concede la licencia absoluta el 1 de agosto de 1798 al descubrirse que es mujer.

En atención a la heroicidad demostrada y a su acrisolada conducta S.M. El Rey la concede, el 24 de julio de 1798 sueldo y grado de sargento, para que pueda atender a sus padres. El sueldo era de dos reales de vellón diarios, y se le autoriza a emplear los colores de los batallones de marina y los divisas de sargento de los mismos en sus ropas de mujer.

Bibliografía

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Default Valientes por tierra y por mar (Infantería de Marina)

Resumir la historia del glorioso Cuerpo de Infantería de Marina resulta difícil, sobre todo, teniendo en cuenta que desde el siglo XVI al XIX la hoja de servicios de un soldado del Cuerpo bien podría ser un extracto de la historia de España.

El infante de marina estuvo presente en todos los escenarios bélicos donde los intereses nacionales debían ser defendidos, demostrando su arrojo, disciplina y valentía, haciendo acreedor al Cuerpo de lemas como "valientes por tierra y por mar", y de títulos como "El Invencible" (dado al Tercio de Armada en el siglo XVIII), de privilegios como el que se concede por Real Orden de 1886 de "Ocupar en campaña el puesto de mayor peligro, el de extrema vanguardia en los avances y de extrema retaguardia en la retirada".

Las principales acciones son hitos históricos del glorioso Cuerpo de la Infantería de Marina, como fueron la batalla de Flandes, Sicilia, Cerdeña, Tolón, Milán, Conchinchina, y Filipinas, Méjico, Cuba,Santo Domingo, Buenos Aires y Cartagena de Indias, Marruecos, Oran, Guinea y el Sáhara, Gibraltar, Ferrol, Bailén, Ocaña, San Pedro Abanto, Tolosa, la Muela de Sarrión y Contravieja, así como en combates navales como los de Lepanto, Islas Terceras, San Vicente, Trafalgar, Cavite y Santiago de Cuba.

Desde 1763 la Infantería de Marina es el Cuerpo de Casa Real, en premio de la heroica defensa que 600 infantes de marina hicieron del Castillo del Morro de La Habana frente a 12.000 soldados de la flota inglesa. Su uniforme mantiene, hoy en día, las "sardinetas" en su bocamanga y los colores azul y rojo de Tropas de Casa Real.

En sus filas han servido hombres como Miguel de Cervantes, soldado de marina en Lepanto y las Terceras; Pablo Murillo, soldado en Tolón, San Vicente y Trafalgar, y más tarde General de División y Conde de Cartagena; Martín Alvarez, granadero a bordo del navío San Nicolás de Bari, en el combate naval de Cabo San Vicente; y otros muchos que, casi en el anonimato, dieron muestra y son ejemplo de valor y sacrificio; el Teniente Coronel Albacete Fuster, que después de duros combates contra los carlistas, al mando de su unidad rompió el frente de San Pedro Abanto, llegando hasta Murrieta en una brillante carga a la bayoneta (1874), acción por la que se le concede al 2º Batallón la Corbata Laureada de San Fernando; el Teniente Coronel Diaz de Herrera que al mando de su batallón y con un ímpetu y decisión logra detener a los carlistas y consolidar la posición en el barranco de Monlleó (1875), y se distingue en el asalto a la plaza de Cantavieja, donde muere a pocos metros de la muralla, por tales acciones y por Real Orden sus restos descansan en el Panteón de Marinos Ilustres; los soldados Rama y Cancela que rodeados por 1.800 insurrectos en Holguín (Cuba, 1895), defendieron su puesto a fuego y machete hasta perder la vida; el Teniente Ristori que por la heroica defensa del arsenal Cavite y luego en Bacoor en 1898, en donde pierde su brazo, se hace merecedor de la Laureada de San Fernando; el soldado Domingo Diaz Novalta que a bordo de la fragata Numancia en 1913, se hace merecedor de la misma condecoración; el soldado Manuel Lois García, perteneciente a la guarnición del crucero Baleares (1937), que por su heroica acción al arrojar con sus propias manos los saquetes de pólvora incendiados tras ser el crucero alcanzado por un proyectil y, con ello, logra salvar la vida de sus compañeros y posiblemente el propio buque, se le impuso la Medalla Naval Individual y posteriormente la Cruz Laureada de San Fernando.



EPOCAS.-
Más de cuatro siglos contemplan las vicisitudes del Cuerpo de Infantería de Marina, pudiendo distinguirse en su trayectoria histórica cinco épocas perfectamente diferenciadas, cada una con una función predominante que la caracteriza.


PRIMERA EPOCA (1537-1717)
Infantería de Armada.- Creada por Carlos I en 1537, al asignar de forma permanente a las escuadras del Mediterráneo las Compañías Viejas del Mar de Nápoles. Sin embargo, es Felipe II el que crea el concepto actual de "Fuerza de Desembarco", es decir, proyección del poder naval sobre la costa, por medio de fuerzas que, partiendo desde las naves, fueran capaces de abordarlas sin menoscabo de su capacidad de combate en tierra. A esta época pertenecen los famosos Tercios:

- Tercio del Mar de Nápoles
- Tercio de Armada del Mar Océano.
- Tercio de Galeras de Sicilia y
- Tercio Viejo del Mar Océano y de Infantería Napolitana.

De ellos, el primero es realmente el "alma mater" de la Infantería de Marina.

Hasta 1704, durante el reinado de Felipe V, los Tercios se convierten en los Regimientos de Bajeles, Armada, Mar de Nápoles y de Marina de Sicilia, parte de los cuales pasan posteriormente al Ejército de Tierra y el resto sigue en la Armada constituyendo el "Cuerpo de Batallones de Marina".

Entre las acciones más destacadas de esta época cabe citar:

- La expedición de Argel, 1541.
- La batalla naval de Lepanto, 1571.
- La expedición de Túnez, 1573.
- La conquista de la Terceras y Azores, 1582.
- La expedición a Inglaterra, 1599.
- La expedición a San Salvador , Brasil, 1625.


SEGUNDA EPOCA (1717-1827)
Cuerpo de Batallones de Marina.- Organizado en 1717 por el Ministro de Marina e Indias D. José Patiño, llegó a tener 12 batallones, siendo los primeros en constituirse los denominados: Armada, Bajeles, Marina, Océano, Mediterráneo y Barlovento. Su misión se centró en la guarnición de los buques en los que predominaban los fuegos de fusilería durante el abordaje, además de formar parte de las dotaciones de artillería y de realizar desembarcos, formando parte de las "Columnas de Desembarco" constituidas por la suma de las guarniciones de los buques que intervenían en la acción.

Durante esta época, un total de 110 años, su actuación fue decisiva en múltiples ocasiones, pudiendo citar entre otras:
- Conquista de Cerdeña, 1717
- Conquista de Nápoles y Sicilia, 1732
- Expedición a Pensacola (Florida), 1770.
- Defensa de La Habana, 1762
- Expedición a Argel, 1775
- Desembarco enTolón, 1793
- Defensa de Ferrol, 1800
- Reconquista de Buenos Aires, 1806.

En la guerra de la Independencia se distingue en las acciones de Bailén, Ocaña, Talavera, Fuente Frías y Tolosa.


TERCERA EPOCA (1827-1931)
Real Cuerpo de Infantería de Marina. Las necesidades de las guerras carlistas, cantonales y ultramarinas, dan a la Infantería de Marina un carácter de Fuerza Expedicionaria casi permanente.

Las campañas de Conchinchina (185?) Méjico (1862), Santo Domingo (1804), Cuba y Filipinas (189?) y las de Africa (1859), son los escenarios de los Batallones Expedicionarios, alguno de los cuales llegó a permanecer diez años seguidos en los territorios de ultramar.

En esta época tiene lugar una de las actuaciones más gloriosa del Cuerpo de Infantería de Marina, la acción de San Pedro Abanto, el 27 de marzo de 1874 durante las guerras carlistas. En ella, el segundo Batallón del Primer Regimiento de Infantería de Marina, al mando del Teniente Coronel D. Joaquín Albacete Fuster, asalta las trincheras a "paso de ataque" con sus oficiales al frente de las compañías, rompe el cerco de Bilbao, llegando hasta Murrieta en una heroica y brillante carga a la bayoneta.

Los acontecimientos del Norte de Africa, en las primeras décadas del siglo XX, reclamaron la intervención de las Unidades de Infantería de Marina que se distinguen en numerosas acciones: desembarco y ocupación de Tánger (1906), desembarco en Larache (1911), combates de Bu-Maiza (1912), T´Zaletza (1913), el Fondak (1919), Kudia Rapta y el desfiladero de Afarmun (1920), Verda y Dar-Mestad (1921). En 1925 tiene lugar el desembarco de Ahucemas, brillante acción de los Ejércitos Nacionales, en el que un batallón expedicionario del Cuerpo toma parte, en vanguardia, de la columna del General Fernández Pérez.


CUARTA EPOCA (1931- 1957)
Cuerpo de Infantería de Marina. Al finalizar la Primera Guerra Mundial y fundamentalmente por el llamado "desastre de Gallipoli", cuyo fracaso no fue objeto de un detallado análisis, y pese al éxito del desembarco del Alhucemas, se abandona por parte de todas las potencias la táctica del asalto anfibio. Todas las Infanterías de Marina del mundo entran en crisis, y la Española no es una excepción, siendo declarada a extinguir en 1931.

La Guerra Civil en 1936 reactiva una vez más a la Infantería de Marina. Sus unidades en ambos bandos combaten con heroísmo y distinción tanto en tierra como a bordo de los buques.
Es actualmente cumple misiones de paz en la antigua yugoslavia,en haiti,y en diferentes misiones.

Esta mencion esta dedicada a todos los INFANTES DE MARINA que son pertenecientes de la real y gloriosa historia de España,siendo la infanteria de marina española la mas antigua del mundo,a si mismo esta dedicado a todos los españoles ya que la razon de ser del Infante de Marina es servir a España.

Soldados de Infanteria de Marina, Jose Rama Varela y Antonio Cancela Romero.

Real Orden circular, de 21 de agosto de 1.911, publicada en el Diario Oficial de Marina:

"Como resultado del expediente instruido en este Ministerio, con objeto de honrar la gloriosa acción llevada a cabo por los soldados de Infantería de Marina José Rama Varela y Antonio Cancela Romero, pertenecientes a la 2ª compañía, del 2º batallón del 2º regimiento, que el 5 de junio de 1.895 se encontraban, formando una de las parejas encargadas de custodiar la vía férrea, entre Gíbara y Holguín (Cuba), donde fueron atacados por una fuerte partida insurrecta de dos mil hombres, mandada por los cabecillas Mateo y Rabi, a la que resistieron heroicamente sosteniéndose y prestándose mutuo apoyo hasta conseguir, con la pérdida del último aliento, hacer desistir al enemigo de la esperanza de rendirles, hallando gloriosa muerte en tan desigual combate y en defensa del puesto avanzado que se les confiara, y en que se les encontró acribillados de heridas de bala y machete, demostrando que sabían morir matando, por el considerable número de casquillos desparramados a su lado y los cadáveres de ocho enemigos tendidos a su alrededor. Por la Junta Superior de la Armada, se ha dispuesto lo siguiente:

1º.- Que los soldados José Rama Varela y Antonio Cancela Romero, figuren perfectamente en la nómina de la 2ª compañía, del 2º batallón del 2º regimiento de Infantería de Marina, a la cabeza de los demás soldados y pasando revista (como presente) y con esta nota: 'Muertos gloriosamente en Rama-Cancela (Isla de Cuba) el 5 de junio de 1.895'.
2º.- Que se coloquen en los cuarteles de Infantería de Marina en el sitio que se considere más adecuado, una lápida conmemorativa del heroico hecho realizado por dichos soldados; y
3º.- Que se ponga el nombre de ambos o sea el de (Rama-Cancela) a una de las lanchas que se construyen en el arsenal de Cartagena para el servicio de guardapesca".

Descripción del hecho

El 5 de junio de 1.895, una patrulla al mando del sargento don Miguel González y compuesta por 12 soldados – entre los cuales se encontraban Ignacio Carril, Fidel Feal, Jerónimo Blanco, Antonio Cancela y José Rama – prestaba servicio de vigilancia en la línea férrea de Gíbara a Holguín (en este último punto tenía el 2º Batallón su Plana Mayor), cuando fue atacada por fuerzas muy superiores – más de 1.800 insurrectos al mando de los cabecillas Mateo y Rabi -. La patrulla logra detenerlos algún tiempo, pero, después, el adversario carga contra ella con toda su potencia. Caen Carril y Feal, que son rematados a machetazos. Es abatido Blanco, con heridas gravísimas, aunque, recogido posteriormente, pudo ser salvado. La patrulla efectúa una brillante retirada, quedando, quedando como extrema retaguardia los soldados Rama y Cancela, que defienden a toda costa el puesto que se les había asignado, manteniendo a raya a los adversarios. Los dos Infantes de Marina resisten hasta que, agotadas las municiones –con ocho cadáveres enemigos a su alrededor y todo el suelo lleno de casquillos-, sufren múltiples heridas de bala y machete, a consecuencia de las cuales mueren defendiendo su puesto. Su sacrificio permitió la llegada de refuerzos a la posición que con tanto heroísmo defendieron, y que en ningún momento pasó a manos del enemigo.
Poco tiempo después, en el punto donde cayeron estos valientes Infantes de Marina, se levantó un fuerte que defendía el puente sobre el arroyo de Aguas Claras. Estaba previsto que a este fuerte se le pusiese el nombre del general en jefe, pero éste declinó, con una generosidad que le honra, tal honor. Y con objeto de encontrar una persona adecuada a tal merecimiento, se revisaron los hechos más destacados de la campaña, y ninguno llamó tanto la atención como la hazaña de los soldados Rama y Cancela. El general de división D. Ramón Echagüe, el día 15 de noviembre de 1.895, designó el fuerte con el nombre de ambos héroes, Rama y Cancela, aunque por error en la placa figuraban como apellidos "Rama y Caneda". En dicha placa se leía: "Viajero cristiano ¡detente y descúbrete! La tierra que pisas es sagrada. En nombre del Real Cuerpo de Infantería de Marina".
Image and video hosting by TinyPic" --------------------------------------------------------------------------- ANTECEDENTES Tercios españoles. En tiempos de Carlos I de España y V de Alemania, cuando se precisaban soldados para ciertas empresas arriesgadas en la mar, se utilizaban los de tierra y se les habituaba a vivir y a luchar en el nuevo medio, es decir, se hacía lo que siglos después se llamo "marinear al soldado". Tal es el origen de la Infantería de Marina. La voz "tercio" data del tiempo de los Reyes Católicos; su denominación no aparece muy clara: unos la atribuyen a la de "legión tercia" romana; otros, al de tercera parte del antiguo cuadro de picas que se formaba en la batalla como masa de choque (6000 hombres); otros, a la repartición por terceras partes de sus hombres (un tercio de arcabuceros, otro de piqueros y otro de escudados),y según Olesa Muñido, al mantenimiento de un cuerpo de tropas en Italia, distribuido por terceras partes entre Nápoles, Sicilia y Lombardía, cada una de las cuales era un tercio del conjunto; su carácter era esencialmente móvil, no fijo, expedicionario, no creado para guarnecer ni "presidiar", aunque andando el tiempo las nuevas dotaciones de galeras se hacían con guarnición de tercios. Se distinguía también entre la fuerza embarcada, de transporte, y la que anda en ella, su guarnición. Tenia el tercio unos 3.000 hombres al mando del maestre de campo, con su plana mayor y una compañía (la del maestre) e incluso, una galera, llamada Gobierno; contaba con su gobernador, que le sustituía; el sargento mayor que atendía a la instrucción, disciplina y buen gobierno de las unidades; el tambor mayor o tambor general, que, además de especiales funciones, llevaba la instrucción de pífanos y tambores; furriel mayor, médico, cirujano, capellán, etc. Constaba de tres coronelías, al mando cada una de su respectivo coronel (con unos 1.000 hombres), de cuatro compañías (250 hombres), con un cierto número de escuadrillas o escuadras (25 hombres). El maestre de campo mandaba además, como antes decimos, una compañía, la del maestre: el coronel mandaba también una compañía, la compañía coronela, y cada compañía tenía su alférez, el mejor soldado, el sargento que cuidaba de la instrucción y policía de la compañía; y la cuadrilla o escuadra era mandada por un cabo, voz sinónima de mando, jefe, capitán, cabeza, caudillo. Tanto el número de banderas o compañías como el de soldados de las unidades no era fijo; dependía de diversas circunstancias; el conde de Clonard afirma que el tercio se formo de la agrupación de tres coronelías y de un número variable de compañías, que oscilaba entre 12 y 20. A principios del siglo XVI. la voz" coronelía" desaparece embebida en el tercio. A los antedichos tercios de Nápoles, Sicilia y Lombardía se les une después el de Milán y se les llamaba tercios antiguos, grandes o viejos; a los que sucedieron los "tercios nuevos" o simplemente "tercios", creados de 1565 en adelante, tercios que se conocían con el nombre del maestre de campo que los mandaba, costumbre que subsistió al suceder a estas unidades los regimientos, hasta que en 1707 se dispone por real orden que las unidades tengan nombre fijo, independiente de quien las manda. Muchos de los tercios embarcaban solo de transporte para ser llevados al lugar en donde se iban a emplear, y su carácter era terrestre; pero otras unidades fueron creadas para ser utilizadas para formar parte de la guarnición de la nave, y estar además aptas para la lucha en el mar, es decir, su carácter era esencialmente marítimo, naval, y estaban adscritas a una determinada armada, ya de una manera accidental, ya con carácter de permanencia; así, pues, en este siglo XVI que estudiamos, las fuerzas militares que guarnecían las galeras, naos, navíos y buques de análogo porte, se llamaban "tercios de la armada", y en ellas militan infantes, tan aptos para las empresas guerreras en tierra, como para las de mar. Los tercios estaban integrados por unidades de rodeleros, armados con espada y rodela o escudo, por lo que también se llamaban rodelados o escudados, unidades de piqueros, armados de pica (lanza larga), unidades de arcabuceros, a las que más tarde se unen las de mosqueteros (nace el mosquete en 1524 y se generaliza veinticinco años después. Esta voz fue resucitada en 1886 y más tarde en 1940, en cuya fecha se adoptan los mismos nombres que los tercios navales , cuya misión era hacer la matrícula de mar, y que en 1807 había el tercio naval del norte, en Ferrol; el de poniente, en San Fernando, y el de Levante, en Cartagena; estas voces, aunque de tradición marinera, no lo son en el Cuerpo. Se llamaba capitán de galera o capitán de mar al que la mandaba; si en ella iba fuerza de categoría de oficial, se ordenó por Felipe II "que los oficiales de las galeras miren a los de la armada como a sus capitanes naturales cuando se trata de servicios de mar" recobrando en tierra su independencia, pero en el siglo XVII al embarcar una compañía en la galera aparecen el capitán de mar y el de guerra, con lo que se suscitan roces y reclamaciones; para evitarlos, entre otras soluciones, se formaron los "capitanes de mar y guerra" ; el Jefe que así lo era llevaba consigo el mando del buque y el de su guarnición. En cuanto a guarniciones, la de un bajel del porte de 1.000 toneladas era de 260 plazas de infantería, o sea, de una compañía de mar y guerra y otra de los tercios de marina, pues la táctica naval exigía una fuerza muy numerosa a bordo, superior a la de marinería. De las 100 plazas de un galeón, 20 eran artilleros con un condestable y solía haber una compañía de 125 infantes, inclusos su capitán, alférez, sargento, pífano y tambores. Alojaba el capitán en la cámara, la mitad para él y la otra mitad para el capitán de mar, pero si en un galeón embarcaba algún general o almirante alojaba bajo el alcázar, y si alojaban varios capitanes de infantería, iban en la cámara, con el de mar. Al capitán de guerra, que era el de infantería, se le prohibía dejar en ningún caso su galeón para pasar al de su enemigo, "pero si por algún balazo irremediable ya no ve el fondo del suyo pasará al del enemigo, procurando hacerse de él, señor". “¡Granadero, di a tus compañeros que ninguno se rinda, sino después de muerto!”.
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